Como muchas otras personas que diariamente seguimos las
noticias que relacionan la exposición a campos electromagnéticos de
radiofrecuencias con problemas de salud, en los últimos días estamos siendo
testigos de un aluvión de alertas de diferentes medios de comunicación que
hacen eco del informe recientemente publicado por el Comité Científico asesor
en radiofrecuencias y salud (CCARS).
También, recientemente este Comité Científico Asesor ha
iniciado una nueva etapa al ser asumida tanto la dirección como la coordinación
de las actividades del CCARS por el Colegio Oficial de Ingenieros de
Telecomunicación (COIT), tal y como lo escriben en su presentación del
mencionado informe.
En su resumen ejecutivo, el informe deja entrever hacia
donde irán dirigidos los “tiros” al afirmar que “El análisis crítico de las evidencias respalda que no existen razones
técnicas ni sanitarias que justifiquen la imposición arbitraria y discrecional
de límites de exposición más exigentes que los recomendados por la OMS-ICNIRP y
la Unión Europea. La aplicación de límites más restrictivos implicaría aumentar
el número de antenas con el consiguiente impacto visual, social y económico”;
es decir, se posicionan claramente del lado de la industria de las
telecomunicaciones como no podía ser de otro modo al ser su colegio oficial
dirección y coordinación al mismo tiempo.
El resumen ejecutivo continua diciendo que “Existe suficiente evidencia para afirmar que
el uso del teléfono móvil es seguro en el ámbito hospitalario siempre que se
mantenga una distancia de seguridad (1 metro) entre los dispositivos y aparatos
médicos que se usan para la vigilancia y tratamiento de los pacientes”, como
si fuera fácil mantener esa distancia de seguridad en una habitación en la que
comúnmente conviven al menos dos pacientes junto con sus respectivos familiares
cada uno de los cuales porta probablemente un teléfono móvil.
Y siguen con “Respecto
a los portadores de dispositivos implantables, el uso del teléfono móvil es
seguro aunque debe mantenerse una distancia de seguridad de 15 cm”.
Esto también resulta algo complicado, sobre todo a la hora
de hablar por el teléfono móvil o de llevarlo pegado al cuerpo en algún
bolsillo de la ropa.
En el informe del CCARS siguen haciendo slogan de que “los niveles de intensidad (V/m) y niveles de
densidad de potencia (mW/cm2), medidos por los servicios
de Inspección de Telecomunicaciones de la Administración, se encuentran muy por
debajo de los niveles de referencia establecidos en el RD 1066/2001 al ser el
valor promedio en 2015 de 0,89 mW/cm2”, aunque la Resolución
1815 del Consejo de Europa estableciera 0,1 mW/cm2
como límite seguro.
Además se les olvida mencionar que los límites de exposición
y límites de referencia marcados por ese RD son considerados obsoletos al estar
fundamentados en investigaciones llevadas a cabo hasta el año 1999 así como de
las continuas alertas que desde Europa se están lanzando sobre la necesidad
urgente de disminuir dichos límites al no garantizar la seguridad de la
población.
Podríamos continuar analizando párrafo a párrafo la
presentación que este informe hace en su resumen ejecutivo pero preferimos que
los lectores saquen sus propias conclusiones.
A nuestro juicio, parece más una estrategia de publicidad
que de un trabajo serio de investigación en el que de un plumazo eliminan a los
cientos de investigaciones que durante años llevan defendiendo lo contrario e
incluso resoluciones internacionales como la 1815 del Consejo de Europa.
Parece como si el CCARS fuese hoy por hoy el único comité de
expertos con cierta credibilidad en materia de protección frente a las
emisiones de radiofrecuencias.
El caso es que ya se veía venir.
Tantas noticias y alertas sobre el posible riesgo de las
radiofrecuencias en la salud humana no podían terminar de otro modo que no
fuera la publicación de “nuevas evidencias sobre la inocuidad” y encima de la
mano del “único Comité Científico Asesor experto en el tema y con solvencia
científica y técnica para tratar estos asuntos”.
El Eterno Debate sigue más vivo que nunca. Es la historia de
nunca acabar.
Los lectores, ahora más que nunca, debemos hacer un
ejercicio de crítica sobre la gran cantidad de noticias que nos llegan al
respecto.
Críticos tanto con las noticias que afirman que no existe
relación como con las que afirman que si existe relación y tomar sus propias
conclusiones.
El debate siempre será positivo pues ayudará a esclarecer
ciertas sombras y alimentarán el conocimiento.
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