21 de mayo de 2014

Misteriosos fuegos fatuos en Noruega podrían ser producto de una batería geológica perfecta


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El valle de Hessdalen, en Noruega, tiene una composición geológica tan extraña que al parecer puede producir burbujas gigantes de luz y moverlas alrededor durante horas.

Un fuego fatuo (en latín ignis fatuus) es un fenómeno consistente aparentemente en la inflamación de ciertas materias (fósforo, principalmente) que se elevan de las sustancias animales o vegetales en putrefacción, y forman pequeñas llamas que se ven andar por el aire a poca distancia de la superficie, se encuentran en los lugares pantanosos y en los cementerios. Son luces pálidas que pueden verse a veces de noche o al anochecer. Se dice que los fuegos fatuos retroceden al aproximarse a ellos. Existen muchas leyendas sobre ellos, lo que hace que muchos sean reacios a aceptar explicaciones científicas, ya que desde antaño las personas han tenido este fenómeno como el alma de un ser fallecido.

Una posible explicación científica para el fenómeno es que la oxidación de la fosfina y los gases de metano producidos por la descomposición de materias orgánicas puede producir la aparición de luces brillando en el aire. Experimentos realizados por ejemplo por el científico italiano Luigi Garlaschelli han reproducido las luces al añadir sustancias químicas a los gases producidos por compuestos en putrefacción, sin producir dichas luces ignición alguna. Los críticos afirman que esta teoría no explica fácilmente los casos en los que se han descrito luces balanceándose, bajando, volando arriba y abajo o moviéndose contra el viento.

William Corliss escribe en Remarkable Luminous Phenomena in Nature (Sourcebook Project, Glen Arm, MD, 2001:290): «No se ha demostrado mecanismo satisfactorio alguno donde los gases que emanan de zonas pantanosas ardan espontáneamente. Más aún, la mayoría de las luces nocturnas bajas son frías, que no es lo que se esperaría de la combustión del metano. Además, nadie ha explicado cómo las nubes de gas luminoso pueden mantener su tamaño y forma mientras se mueven erráticamente durante varios minutos.»

Otros creen que organismos bioluminiscentes (por ejemplo el hongo fluorecente Armillaria mellea) o la fosforescencia natural de las sales de calcio presentes en las osamentas provocan la luz. Otras explicaciones incluyen causas similares a las del rayo globular.

Más recientemente, bajo la más amplia etiqueta de «luces terrestres», ciertas teorías pseudocientíficas sobre cómo se producen han sido propuestas por los profesores Derr y Persinger, y por Paul Deveraux. Derr y Persinger propusieron la teoría de que las luces terrestres pueden ser generadas por la tensión tectónica, que calentaría las rocas vaporizando el agua que contienen. Las rocas piezoeléctricas como el cuarzo producen así electricidad, que es conducida por esta columna de agua vaporizada hasta que alcanza la superficie, apareciendo como luces terrestres. Esta teoría implicaría que la mayoría de las luces terrestres se dan en lugares con tensión tectónica. De ser correcta, explicaría por qué tales luces suelen comportarse de forma errática e incluso a veces aparentemente inteligente, desafiando a menudo las leyes de la gravedad. Sin embargo, la explicación de Deveraux es más amplia, pues éste piensa que la relación entre las luces y el paisaje es más débil, estando también relacionadas probablemente con muchas otras cosas: condiciones climáticas, orografía, líneas telúricas, nivel freático, etcétera. Esta explicación, sin embargo, es rechazada por la mayoría de los expertos por no ser científica.

Sin embargo, otras explicaciones teóricas parecidas que incluyen la emanación de luz por parte de corrientes eléctricas producidas naturalmente no incluyen elementos pseudocientíficos. Además, las teorías basadas en fenómenos eléctricos explican más fácilmente el movimiento aparentemente libre atribuido a las luces y la reacción de éstas a la introducción de objetos cercanos (incluyendo seres humanos).

Una de sus manifestaciones más recurrentes y estudiadas es la llamada "Hessdalen Lights" (observada por muchos años en el Valle Hessdalen, en Noruega), y gracias a algunos investigadores acaba de surgir una teoría –no menos encantadora que las luces- al respecto.
Un pequeño grupo de investigadores italianos, franceses y noruegos, después de décadas de hacer de detectives, han notado algunas cosas curiosas: las bolas no hacen ningún ruido y no parecen ser demasiado calientes, pero sí esterilizan la tierra que tocan, ya que observaron que en las áreas de contacto hay una ausencia de microbios de tierra. Además, encontraron que algunas veces se escuchan fuertes ecos de “entidades no vistas” en el radar del lugar, incluso cuando no se ven ningunas luces.
La combinación de estas claves los ha llevado a pensar que las Luces Hessdalen son un tipo de plasma, formado de gas ionizado. Cuando el gas se ioniza forma una “nube de iones y electrones” que, cuando se recombinan, liberan energía en forma de luz. Más impresionante aún, los plasmas se conocen por sus propiedades antibacteriales; es decir, matan todas las bacterias que tocan (he allí la explicación de la infertilidad de la tierra).
Esta explicación fue por algún tiempo interesante pero incompleta, ya que para ionizar un gas se requieren temperaturas de más de 10,000 ºC, algo así como el impacto de un relámpago. Las Luces Hessdalen no están vinculadas a tormentas eléctricas, y a veces aparecen en plena luz del día y en noches claras. Esto, de acuerdo al reporte de Daily Grail, “tuvo mistificados a los investigadores”, quienes dijeron que “debía haber una fuente de poder en algún lado que tuviera el poder de un trueno para electrificar y mover por horas una bola de luz del tamaño de un coche”. Lo siguiente que encontraron es increíblemente extraño y deleitoso.
La teoría es que el valle de Hessdalen actúa como una batería gigante, debido a su geología única: es, literalmente, un valle de “dos mitades”; las rocas de uno de los lados del río son ricas en hierro y zinc, mientras las del otro lado son ricas en cobre. Con la posibilidad de que el río entre ellos tuviera sulfuro, los investigadores pensaron -y luego prácticamente comprobaron- que la geología del valle lo convierte en una “batería perfecta”:
Para probar la idea, Jader Monari (del Institute of Radio Astronomy en Italia) y Romano Serra (de la Universidad de Bolonia) tomaron un par de rocas de lados opuestos del valle como electrodos, y los sumergieron en el sedimento del río para imitar una batería. Encontraron que una corriente fluía entre ellos. “Era posible encender una bombilla”, apuntó Monari.
Mojari sugiere que esta geología única contribuye a las luces en dos formas. Primero, proporciona las burbujas de gas ionizado, formado cuando los gases del sulfuro reaccionan con el aire húmedo del valle. Segundo, en el valle se forman líneas de campo electromagnético que podrían mover a la burbuja alrededor. Este campo eléctrico crea un sendero que podría ser la “vía principal” de las luces dentro del valle.Otra cosa que han observado es que, durante la época de auroras boreales, las luces son particularmente impresionantes y bellas.

Fuentes:
http://www.hessdalen.org/reports/hpreport84.shtml
http://es.wikipedia.org/wiki/Fuego_fatuo
http://pijamasurf.com/2014/05/misteriosos-fuegos-fatuos-en-noruega-podrian-ser-producto-de-una-bateria-geologica-perfecta/

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