10 de abril de 2017

Sigue presente el “Eterno Debate” sobre la influencia de las radiofrecuencias en la salud de los seres vivos.

Como muchas otras personas que diariamente seguimos las noticias que relacionan la exposición a campos electromagnéticos de radiofrecuencias con problemas de salud, en los últimos días estamos siendo testigos de un aluvión de alertas de diferentes medios de comunicación que hacen eco del informe recientemente publicado por el Comité Científico asesor en radiofrecuencias y salud (CCARS).


También, recientemente este Comité Científico Asesor ha iniciado una nueva etapa al ser asumida tanto la dirección como la coordinación de las actividades del CCARS por el Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación (COIT), tal y como lo escriben en su presentación del mencionado informe.
En su resumen ejecutivo, el informe deja entrever hacia donde irán dirigidos los “tiros” al afirmar que “El análisis crítico de las evidencias respalda que no existen razones técnicas ni sanitarias que justifiquen la imposición arbitraria y discrecional de límites de exposición más exigentes que los recomendados por la OMS-ICNIRP y la Unión Europea. La aplicación de límites más restrictivos implicaría aumentar el número de antenas con el consiguiente impacto visual, social y económico”; es decir, se posicionan claramente del lado de la industria de las telecomunicaciones como no podía ser de otro modo al ser su colegio oficial dirección y coordinación al mismo tiempo.
El resumen ejecutivo continua diciendo que “Existe suficiente evidencia para afirmar que el uso del teléfono móvil es seguro en el ámbito hospitalario siempre que se mantenga una distancia de seguridad (1 metro) entre los dispositivos y aparatos médicos que se usan para la vigilancia y tratamiento de los pacientes”, como si fuera fácil mantener esa distancia de seguridad en una habitación en la que comúnmente conviven al menos dos pacientes junto con sus respectivos familiares cada uno de los cuales porta probablemente un teléfono móvil.
Y siguen con “Respecto a los portadores de dispositivos implantables, el uso del teléfono móvil es seguro aunque debe mantenerse una distancia de seguridad de 15 cm”.
Esto también resulta algo complicado, sobre todo a la hora de hablar por el teléfono móvil o de llevarlo pegado al cuerpo en algún bolsillo de la ropa.
En el informe del CCARS siguen haciendo slogan de que “los niveles de intensidad (V/m) y niveles de densidad de potencia (mW/cm2), medidos por los servicios de Inspección de Telecomunicaciones de la Administración, se encuentran muy por debajo de los niveles de referencia establecidos en el RD 1066/2001 al ser el valor promedio en 2015 de 0,89 mW/cm2”, aunque la Resolución 1815 del Consejo de Europa estableciera 0,1 mW/cm2 como límite seguro.
Además se les olvida mencionar que los límites de exposición y límites de referencia marcados por ese RD son considerados obsoletos al estar fundamentados en investigaciones llevadas a cabo hasta el año 1999 así como de las continuas alertas que desde Europa se están lanzando sobre la necesidad urgente de disminuir dichos límites al no garantizar la seguridad de la población.
Podríamos continuar analizando párrafo a párrafo la presentación que este informe hace en su resumen ejecutivo pero preferimos que los lectores saquen sus propias conclusiones.
A nuestro juicio, parece más una estrategia de publicidad que de un trabajo serio de investigación en el que de un plumazo eliminan a los cientos de investigaciones que durante años llevan defendiendo lo contrario e incluso resoluciones internacionales como la 1815 del Consejo de Europa.
Parece como si el CCARS fuese hoy por hoy el único comité de expertos con cierta credibilidad en materia de protección frente a las emisiones de radiofrecuencias.
El caso es que ya se veía venir.
Tantas noticias y alertas sobre el posible riesgo de las radiofrecuencias en la salud humana no podían terminar de otro modo que no fuera la publicación de “nuevas evidencias sobre la inocuidad” y encima de la mano del “único Comité Científico Asesor experto en el tema y con solvencia científica y técnica para tratar estos asuntos”.
El Eterno Debate sigue más vivo que nunca. Es la historia de nunca acabar.
Los lectores, ahora más que nunca, debemos hacer un ejercicio de crítica sobre la gran cantidad de noticias que nos llegan al respecto.
Críticos tanto con las noticias que afirman que no existe relación como con las que afirman que si existe relación y tomar sus propias conclusiones.

El debate siempre será positivo pues ayudará a esclarecer ciertas sombras y alimentarán el conocimiento.

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