20 de octubre de 2017

Exposición a radiaciones de móvil durante el embarazo

En los últimos tiempos y ante la creciente invasión de las tecnologías inalámbricas en nuestras vidas están surgiendo muchas dudas sobre la inocuidad de estas en una población cada vez más concienciada con el cuidado de su salud.
Muchas de estas dudas recaen sobre la inocuidad de utilizar o mantener próximo un terminal de telefonía móvil durante la gestación.
A este respecto, para el Informe Bioinitiative 2012 existe una probada:
Evidencia del daño a los espermatozoides y la reproducción.
Varios laboratorios internacionales han replicado los estudios que muestran efectos adversos sobre la calidad, motilidad y patología del esperma en los hombres que usan y, en particular en aquellos que portan, un teléfono móvil, PDA o buscapersonas, en el cinturón o en el bolsillo (Ver Sección 18 para referencias - Agarwal et al, 2008; Agarwal et al, 2009; Wdowiak et al, 2007; De Iuliis et al, 2009; Fejes et al, 2005; Aitken et al, 2005; Kumar, 2012). Otros estudios concluyen que el uso de los teléfonos móviles, la exposición a la radiación del teléfono móvil, o la ubicación de un teléfono móvil cerca de los testículos de los varones humanos, afectan el número, la motilidad, viabilidad y estructura de los espermatozoides (Aitken et al, 2004; Agarwal et al, 2007; Erogul et al., 2006). Los estudios en animales han demostrado oxidación y daño en el ADN, modificaciones patológicas en los testículos de los animales, disminución de la movilidad y la viabilidad de los espermatozoides, y otras formas de daño perjudiciales para la línea germinal masculina (Dasdag et al, 1999; Yan et al, 2007; Otitoloju et al, 2010; Salama et al, 2008; Behari et al, 2006; Kumar et al, 2012). Hay unos cuantos estudios en animales que han estudiado los efectos de la radiación de teléfonos móviles sobre los parámetros de fertilidad femenina. Panagopoulous et al. (2012) reportan una disminución en el desarrollo y el tamaño de los ovarios, así como la muerte celular prematura de los folículos ováricos y las células nutricias en la Drosophila melanogaster. Gul et al (2009) reportaron disminución en el número de folículos ováricos en las crías nacidas de madres expuestas al nivel de radiación de radiofrecuencias que emite un teléfono en el modo de espera (es decir, prendido, pero sin estar en transmisión de llamadas). Magras y Xenos (1997) informaron infertilidad irreversible en ratones después de cinco (5) generaciones de exposición a la radiación de radiofrecuencias a niveles como los emitidos por las antenas de telefonía móvil, y aún en una intensidad menor a un microvatio por centímetro cuadrado (1μW/cm2).
Evidencia de que los niños son más vulnerables.
Muchos estudios demuestran que los niños son más sensibles a las toxinas ambientales de diversa índole (Barouki et al, 2012; Preston, 2004; OMS, 2002; Gee, 2009; Sly y Carpenter, 2012). Algunos de estos estudios indican que los fetos y los niños de corta edad corren un riesgo mayor que las personas adultas frente a la exposición a las toxinas ambientales. Esto es consistente con una gran cantidad de información que demuestra que el feto y el niño de corta edad son más vulnerables que los adultos mayores a los productos químicos y la radiación ionizante. La Agencia Estadounidense de Protección Ambiental (EPA) propone un ajuste del riesgo a la exposición a agentes cancerígenos 10 veces mayor durante los primeros 2 años de vida y 3 veces mayor entre los 3 y los 5 años. Estos ajustes no se ocupan del riesgo para el feto y a causa del rápido desarrollo de los órganos durante ese periodo, debe examinarse la posibilidad de extender igualmente tal protección para la vida fetal.
La cuestión en torno a la exposición de los niños a la radiación de RF (radifrecuencia) es de importancia crucial. Hay una evidencia abrumadora de que los niños son más vulnerables que los adultos a muchas exposiciones diferentes (Sly y Carpenter, 2012), incluyendo la radiación de RF, y que las enfermedades que más preocupación generan son el cáncer y los efectos sobre el desarrollo neurológico. Sin embargo, padres y madres colocan en las cunas de sus bebés monitores que emiten radiación de RF, y proveen a sus niños de muy corta edad de juguetes inalámbricos y teléfonos móviles, usualmente sin ningún conocimiento de los peligros potenciales. Una creciente preocupación es el movimiento para hacer que todos los laboratorios de informática en las escuelas sean inalámbricos. Debe considerarse que un laboratorio de informática cableado no aumenta la exposición a la radiación de RF y provee un acceso eficiente y seguro a Internet
Evidencia de efectos Fetales y Neonatales.
Desde el 2006 se han observado, tanto en estudios en humanos como en animales, efectos de la radiación de los teléfonos móviles sobre el feto en desarrollo in-utero. Las fuentes de exposición fetal y neonatal que originan preocupación incluyen la radiación del teléfono móvil (tanto el uso paterno de dispositivos inalámbricos llevados cerca del cuerpo, como el uso materno de teléfonos inalámbricos durante el embarazo). Otras fuentes incluyen: la exposición a la radiación de RF sobre todo el cuerpo proveniente de las estaciones base de telefonía móvil, el WI-FI, el uso de computadores portátiles inalámbricos, el uso de incubadoras con niveles de radiación de CEM/FEB (campos electromagnéticos de frecuencias extremadamente bajas) excesivamente altos (lo que ocasiona alteración de la variabilidad de la frecuencia cardiaca y también reducción de los niveles de melatonina en los recién nacidos), y la exposición fetal a la resonancia magnética de la madre embarazada. Donde ha habido exposición materna a los CEM de FEB aparece una mayor susceptibilidad a la leucemia y al asma en la niñez. Divan et al (2008) encontraron que los niños nacidos de madres que usaron teléfonos celulares durante el embarazo desarrollan más problemas de comportamiento cuando alcanzan la edad escolar que los niños cuyas madres no lo hicieron. Los niños cuyas madres usaron teléfonos móviles durante el embarazo tenían un 25% más de problemas emocionales, un 35% más de hiperactividad, un 49% más de problemas de conducta y un 34% más de problemas con sus parejas. (Divan et al., 2008). Aldad et al (2012) mostraron que la radiación del teléfono móvil alteró significativamente el desarrollo del cerebro fetal y produjo en las crías de ratonas embarazadas el comportamiento que se ha observado en humanos en el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Los ratones expuestos tuvieron un deterioro de la transmisión sináptica glutaminérgica en las neuronas piramidales de la capa V de la corteza prefrontal, que varió en relación dependiente con la dosis. Los autores concluyeron que los cambios de comportamiento fueron el resultado de la alteración del desarrollo neuroprogramado in útero. La descendencia de los ratones mostró un comportamiento hiperactivo y presentó problemas de memoria y comportamiento, al igual que los niños humanos, en Divan et al (2008).
Evidencia de los efectos relacionados con el autismo (Trastornos en el espectro del autismo).
Los médicos y los profesionales de la salud deben aumentar la visibilidad de los CEM de RF como un factor ambiental plausible en las evaluaciones clínicas y protocolos de tratamiento de los trastornos TEA. Considerando el peso global de la evidencia es una medida de precaución razonable, que debe ser considerada, la reducción o eliminación de los CEM y los estresores inalámbricos de RF del entorno de las personas con desordenes relacionados en el espectro del autismo.
Muchas alteraciones conductuales y procesos fisiológicos deteriorados en personas con Trastornos en el Espectro del Autismo (TEA) están estrechamente relacionados con los efectos biológicos y sobre la salud que, sabemos, ocasiona la exposición a los CEM de RF. Los marcadores biológicos y los indicadores de la enfermedad y sus síntomas clínicos tienen sorprendentes similitudes. A nivel celular y molecular muchos estudios de personas con TEA han identificado el estrés oxidativo y la evidencia de daño por radicales libres, así como deficiencias de antioxidantes como el glutatión. El calcio intracelular elevado en los TEA puede estar asociado con mutaciones genéticas desencadenadas, a menudo, por la inflamación o la exposición a sustancias químicas. También puede ocurrir peroxidación lipídica de las membranas celulares, alteración del metabolismo del calcio, alteración de la actividad de las ondas cerebrales y, como consecuencia, alteración del sueño, disfunción en el comportamiento inmunológico y ruptura patológica de barreras críticas, como la Barrera Hematoentérica (entre el intestino y la sangre) y la Barrera Hematoencefálica (entre la sangre y el cerebro). Las mitocondrias pueden funcionar escasamente y perturbaciones en el sistema inmunológico de diversos tipos se presentan comúnmente. Aparecen cambios medibles en la electrofisiología cerebral y del sistema nervioso autónomo y las convulsiones son, por mucho, más comunes en esta población que en la población general. La alteración del sueño y los altos niveles de estrés son también casi universales dentro de este grupo. Todos estos fenómenos han sido documentados igualmente como resultantes de, o modulados por, la exposición a CEM de RF.
El público debe conocer que estos riesgos existen, que la transición a la tecnología inalámbrica no debe ser presumida como segura, que el esfuerzo para minimizar las exposiciones vale la pena, conservando las ventajas que la tecnología puede ofrecer en el aprendizaje, pero sin la amenaza de riesgo para la salud y de trastornos en el desarrollo, el aprendizaje y el comportamiento que ello puede acarrear en el aula.
Mayores recomendaciones también son aplicables relacionadas con la reducción de la vulnerabilidad fisiológica a las exposiciones, disminuyendo la carga alostática y construyendo resiliencia fisiológica a través de una nutrición de alta calidad, reducción de la exposición a agentes tóxicos y agentes infecciosos, y reducción del estrés; recomendaciones todas estas que pueden ser implementadas de forma segura, sobre la base del conocimiento disponible actualmente.

La Academia Americana de Pediatría y la Sociedad Canadiense de Pediatría establecen que los bebés de 0 a 2 años no deben tener ningún contacto con esta tecnología, de 3 a 5 años restringirlos a una hora por día, y de 6 a 18 años a 2 horas por día.

Según Cris Rowan, terapeuta ocupacional pediátrica, bióloga y escritora “los niños y jóvenes usan 4-5 veces más estos aparatos que la cantidad recomendada, con consecuencias graves y que con frecuencia amenazan su salud y su vida.

Estudios de la Fundación Kaiser y de “Active Healthy Kids”, Canadá, advierten que los dispositivos portátiles (teléfonos celulares, tabletas, juegos electrónicos) han aumentado de forma espectacular el acceso, uso y abuso de las tecnologías digitales, especialmente por los niños de muy corta edad. “Como terapeuta pediátrica, estoy pidiendo a los padres, los maestros y los gobiernos prohibir el uso de todos los dispositivos de mano para los niños menores de 12 años” –dice Rowan.

Las siguientes son 10 RAZONES basadas en estudios científicos para pedir esta prohibición.

1. EL RÁPIDO CRECIMIENTO DEL CEREBRO. Entre 0 y 2 años, los cerebros se triplican en tamaño en el niño, y continúan en un estado de rápido desarrollo hasta los 21 años de edad. El desarrollo temprano del cerebro está determinado por los estímulos ambientales, o la falta de los mismos. La estimulación del desarrollo cerebral causada por la exposición excesiva a las tecnologías (teléfonos celulares , internet, iPads , TV), se ha demostrado que se asocia con la función ejecutiva y simultáneamente con déficit de atención, retrasos cognitivos, problemas de aprendizaje, aumento de la impulsividad y disminución de la capacidad de autorregularse, por ejemplo, rabietas.

2. RETRASO EN EL DESARROLLO. El uso de estas tecnologías restringe el movimiento, lo cual puede resultar en retraso en el desarrollo. Uno de cada tres niños ahora entran a la escuela con retrasos de desarrollo, afectando negativamente la alfabetización y el rendimiento en el aprendizaje. El movimiento de los niños, en cambio, mejora la atención y la capacidad de aprendizaje. El uso de la tecnología bajo la edad de 12 años es perjudicial para el desarrollo infantil y el aprendizaje, según estudios de especialistas citados por Rowan en su página web.

3. EPIDEMIA DE OBESIDAD. LA TV y los video-juegos se correlacionan con el aumento de la obesidad. Los niños a quienes se permiten dispositivos en sus dormitorios tienen 30 % más de incidencia de la obesidad. Uno de cada cuatro canadienses y uno de cada tres niños estadounidenses son obesos. El 30 % de los niños con obesidad desarrollan diabetes, y las personas obesas tienen un mayor riesgo de accidente cerebrovascular y ataque cardíaco temprano, lo que acorta la esperanza de vida. “En gran parte debido a la obesidad, los niños del siglo XXI pueden ser la primera generación de la cual muchos no van a sobrevivir a sus padres”, advirtió el profesor Andrew Prentice.

4. TRASTORNOS DEL SUEÑO. El 60 % de los padres no supervisa el uso de la tecnología de sus hijos, y al 75 % de los niños se les permite la tecnología en sus habitaciones. El 75 % de los niños de 9 y 10 años son privados de sueño en la medida en que sus calificaciones se ven afectadas negativamente, según estudios del Boston College en 2012.

5. AFECCIONES MENTALES. El uso excesivo de tecnología digital está implicado como un factor causal en el aumento de las tasas de depresión infantil, ansiedad, trastornos de vinculación, déficit de atención, autismo, trastorno bipolar, psicosis y comportamiento del niño problemático. Uno de cada seis niños canadienses tienen una enfermedad mental diagnosticada y sometidos a medicación psicotrópica riesgosa, según el Dr. Waddell.

6. AGRESIÓN. Contenidos de los medios violentos pueden causar agresión infantil. Los niños pequeños están cada vez más expuestos a la creciente incidencia de la violencia física y sexual en los medios de comunicación actual. Programas de TV retratan sexo explícito, asesinatos, violaciones, torturas y mutilación. En los EE.UU. se ha clasificado violencia en los medios como un riesgo de salud pública debido a un impacto causal sobre la agresión infantil, según estudios de Huesmann en 2007, cita Rowan.

7. DEMENCIA DIGITAL. Contenidos de los medios de comunicación de alta velocidad pueden contribuir a déficit de atención, así como la disminución de la concentración y de memoria , debido a la poda de pistas neuronales de la corteza frontal cerebral, según estudios de Christakis 2004 y Pequeño 2008 . Los niños que no pueden mantener la atención no pueden aprender.

8. ADICCIONES. Los padres atribuyen cada vez más a la tecnología, el aislamiento de sus hijos. Por su parte ante la falta de apego de los padres, los niños se unen a los dispositivos, lo que puede resultar en la adicción. Uno de cada 11 niños de 8-18 años son adictos a la tecnología.

9. EMISIÓN DE RADIACIÓN Y CÁNCER. Ya en 2011, la Organización Mundial de la Salud clasificó los teléfonos celulares (y otros dispositivos inalámbricos) como un riesgo de categoría 2B (posible carcinógeno), debido a la emisión de radiación (OMS 2011). James McNamee, de “Health Canada”, en octubre de 2011 emitió una advertencia de precaución que indica: "Los niños son más sensibles a una variedad de agentes que los adultos ya que sus cerebros y sistemas inmunes todavía se están desarrollando, por lo que no se puede decir que el riesgo sería igual para un adulto que para un niño". En diciembre de 2013 el Dr. Anthony Miller de la Universidad de la Escuela de Salud Pública de Toronto recomendó, basándose en una reciente investigación, que la exposición a señales de radio debe ser reclasificado como 2A (probable carcinógeno), no como 2B (posible cancerígeno). La Academia Americana de Pediatría solicitó la revisión de las emisiones de radiación EMF de dispositivos de tecnología digital, citando tres razones relativas a la repercusión sobre la infancia.

10. INSOSTENIBLE. Las formas en que los niños son criados y educados con la tecnología ya no son sostenibles –dice Rowan. “Los niños son nuestro futuro, pero no hay un futuro para los niños que abusan de la tecnología”. Un enfoque en equipo es necesario y urgente con el fin de reducir el uso de la tecnología por los niños.

En 2002, la Agencia Nacional de Protección Radiológica del Reino Unido, a través del informe Stewart, manifestaba que los niños, en general, son más sensibles a las radiaciones electromagnéticas procedentes de teléfonos móviles, lo mismo que ocurre con las radiaciones procedentes del WIFI. El hecho de que los valores límite de exposición tomen como referencia la cabeza de un hombre adulto también resulta preocupante.

Los cráneos de los niños son más delgados, y sus cerebros son menos densos y más fluidos que los cerebros adultos. También tienen mayor permisividad y conductividad eléctrica, lo que significa que la cabeza de un niño puede absorber entre el 50 y el 100% más de energía de radiofrecuencia de un adulto.

Estudios realizados en 2008 por Wiart y en 2009 por Kuster, muestran que “una señal dada se absorbe aproximadamente hasta el doble de profundidad en el cerebro de un niño, en contraste con el de un adulto, a pesar de que la absorción sistémica (de todo el cuerpo) puede no diferir sustancialmente”.

Además de absorber proporcionalmente más radiación que los adultos para la misma exposición, los cerebros de los niños son más sensibles a la radiación porque sus cerebros están aún en etapas de desarrollo, encontrando, por ejemplo, una menor integración neuronal y mielinización hasta cerca de los veinte años de edad.


Sin duda alguna tras lo expuesto, poco queda que añadir.
Pensar en la salud de nuestros hijos es algo que nos comienza a inquietar desde el principio.
Tomar la decisión correcta respecto a su salud es algo serio.
¿Para qué arriesgarnos? La solución es tan fácil como tomar unas simples recomendaciones.
Sin duda alguna limitar el uso del teléfono móvil durante el embarazo y aumentar la distancia entre el teléfono (aunque esté en espera) y la barriga sería lo más inteligente.

¿Quieres probar?

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